Según datos de la Universidad de San Andrés, sólo un 9% acompaña la imagen de una fusión entre ambos espacios en un solo partido, mientras que el 16% considera que lo mejor sería hacer una coalición, un 29% piensa que debería haber una cooperación legislativa sin que el PRO se sume al gobierno y otro 16% sostiene la posición de oposición.
La idea de una unión entre el PRO y LLA empezó a perder peso en la sociedad. En julio, el 79% de los votantes de Bullrich y el 63% de los de Milei apoyaban una posible alianza, pero en septiembre ese apoyo cayó al 40% y 41% respectivamente e incrementó el nivel de desacuerdo con esta intención. A un nivel más general, también bajó el apoyo a una fusión entre quienes se autoperciben de derecha, pasando del 77% en julio al 50% en septiembre. En el centro, el apoyo sigue siendo bajo, con solo un 21% a favor de la unión en septiembre frente al 32% de julio.
Pero la falta de gestión también abre otra puerta. La ancha avenida del medio espera allí, en el centro, para ofrecer una propuesta que tenga éxito cuando la sociedad lo demande. Así como Milei la pegó con un discurso rupturista cuando la ciudadanía necesitaba eso, desde este sector se espera que la población exija gestión, hacer, resultados, respuestas para brindar una nueva opción electoral.