Raúl Jalil buscó apoyo en la Casa Rosada luego de incinerarse con el escandaloso respaldo que hizo al veto de Milei a las universidades, pero nadie de la primera y segunda línea del gobierno libertario se tomó la molestia de escucharlo.
Ni Milei, ni su hermana Karina, ni el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ni el poderoso asesor Santiago Caputo consideraron necesario agradecerle que haya sacrificado a su diputada Fernanda Ávila, que permaneció encerrada en su despacho durante la sesión del veto para que su ausencia en el recinto permitiera que no cayera le decisión de Milei. Jalil se tuvo que conformar con tomar un café con Lisandro Catalán, funcionario de segunda línea de la Jefatura de Gabinete.