Otro dato clave es que Wolfenson faltó a su clase de gimnasia de las 19 del jueves, sin dar aviso. Cuando sus amigos le escribieron al teléfono, los mensajes no llegaban. Tampoco atendió ninguna llamada durante el resto del jueves. Muchos menos el viernes. Otro dato: cuando el cuerpo fue encontrado el viernes a las 17 por un vecino y un guardia de seguridad, estaba vestido con la ropa que tenía puesta el jueves por la mañana.
Todo esto lleva a los fiscales a creer que el homicidio fue el jueves. Sin embargo, la autopsia realizada al cadáver reveló que la data de muerte esta ubicada entre las 13 y las 16 del viernes. Para los investigadores, este dato no es determinante, ya que no siempre es preciso el horario de una muerte.
Paniagua fue la última persona que declaró haber visto con vida a Wolfenson. La mujer contó en su momento, como testigo, que salió del country ese jueves cerca de las 14 y que se tomó un colectivo hasta la estación de trenes de Derqui. Una vez allí, se sentó en uno de los banquitos a esperar una de las formaciones. Una cámara de seguridad de la empresa Trenes Argentinos la toma en primer plano. La mujer manipula un objeto que se mantiene bajo reserva en el expediente pero que para los fiscales es un dato inequívoco de su participación.
El seguimiento de los celulares realizado por el equipo de investigación de Musso también complica a la empleada domestica Paniagua. Si bien el dato también está reservado en el expediente, fuentes de la investigación confiaron que el recorrido trazado en base al movimiento de su celular el día del hecho, también la pondría como sospechosa.