El despacho de Villarruel se mantiene en silencio y sin comentarios. A pesar de las declaraciones de Bullrich, desde su entorno aseguran que prefieren “no responder provocaciones”. Días atrás, la ministra adelantó cómo imaginaba su vínculo con la vicepresidenta: “Nos toca tener una relación institucional, porque vamos a tener que construir esta mayoría necesaria para sacar las leyes que queremos. No nos va a servir un enfrentamiento o una pelea”, dijo, aunque enseguida le pidió “que no ponga palos en la rueda”.
Atrás quedó el cruce de julio, cuando Bullrich la instó públicamente a abandonar una sesión convocada por la oposición. Ese día, Villarruel le recordó su pasado: “Integró organizaciones terroristas”, escribió en X. “Levántese, señora vicepresidenta. No sea cómplice del kirchnerismo destructor”, replicó Bullrich. “Como vicepresidenta cumplo con mi rol institucional, que implica presidir las sesiones me gusten o no”, contestó Villarruel, y agregó: “Me votaron para defender la institucionalidad, no para levantarme cuando las papas queman o cuando el Ejecutivo recuerda que soy vicepresidenta”.
En el Senado, las especulaciones abundan. “No creo que se lleven muy bien, pero todo dependerá del lugar que elija Bullrich: si busca la presidencia provisional o la jefatura del bloque de La Libertad Avanza”, deslizan desde la bancada libertaria. En el primer caso, Bullrich quedaría en la línea de sucesión presidencial, un cargo que hoy ocupa Bartolomé Abdala. En el segundo, se quedaría con la silla de Atauche, encargado de los cierres de debate y operador clave del oficialismo. “Mi sensación es que para Bullrich es más negocio ser jefa del bloque que presidenta provisional”, asegura otra fuente del bloque.
El futuro de la ministra también dependerá de la reconfiguración del gabinete próxima a conocerse. Si Santiago Caputo logra consolidar su poder, el asesor hasta ahora sin firma buscará extender su influencia sobre la Cámara Alta para conducir los acuerdos de gobernabilidad que exigen los tutores del norte. Hoy esos hilos los maneja, en buena medida, a través del jujeño Ezequiel Atauche, uno de sus hombres de confianza. Sin embargo, cerca del jujeño pusieron reparos: “Ezequiel quiere ser gobernador y el año que viene va a tener que recorrer la provincia, así que no le vendría mal dejar el bloque en manos de otro”, revelaron a Página/12. Camino allanado para la futura senadora que no quiso ser pero no tuvo más remedio.