Del otro lado del mostrador, las empresas (FATE, Pirelli y Bridgestone) rechazaron las acusaciones de dilación y devolvieron la gentileza: acusan al sindicato de tener una "falta de entendimiento de la realidad económica". Según las patronales, la actividad está operando apenas al 50% de su capacidad instalada, un derrumbe productivo que, aseguran, hace imposible convalidar los reclamos salariales.
En un tono más duro, FATE calificó las medidas de fuerza como "intempestivas e ilegítimas" y advirtió que los paros ponen en riesgo la seguridad de las plantas y la continuidad productiva, reservándose el derecho de iniciar acciones judiciales contra el gremio.