Los primeros indicios del trágico suceso se confirmaron con el hallazgo de diversos fragmentos del avión dispersos en los alrededores del lago Iruka. A pesar de los esfuerzos desplegados por los equipos de búsqueda, que se extendieron hasta las 20:00, los dos tripulantes que ocupaban el jet siniestrado aún no habían sido localizados. Afortunadamente, las autoridades informaron que no se registraron víctimas ni daños materiales en las áreas circundantes al lugar del accidente.
La inspección de la superficie del lago Iruka reveló la presencia de una mancha de aceite en su lado norte, lo que sugiere el punto aproximado del impacto de la aeronave.
En estos momentos, la Fuerza de Autodefensa Aérea de Japón, en colaboración con la policía local, mantiene un operativo de búsqueda intensivo para dar con el paradero de los dos tripulantes desaparecidos. Paralelamente, se ha iniciado una investigación exhaustiva para determinar las causas que llevaron al fatal accidente del jet de entrenamiento T-4.