La cumbre marcará el contrapunto entre dos visiones políticas opuestas. Milei y Lula representan modelos antagónicos de integración y política exterior. Mientras que el argentino apuesta por una apertura casi total de la economía argentina al libre mercado, con acuerdos bilaterales agresivos (en especial con Estados Unidos) y una revisión constante del rol del Mercosur; el brasileño reivindica al bloque como un escudo común para fortalecer la región frente a las potencias mientras que impulsa la protección ambiental, los derechos humanos y una mayor integración soberana frente a las potencias.
A pesar de las fuertes descalificaciones que Milei dedicó a Lula durante los primeros meses de gobierno, a quien calificó de "comunista corrupto", ambos deberán compartir una mesa y discutir el futuro de un bloque que, pese a las diferencias, todavía representa un anclaje comercial clave para todos los países involucrados.
Durante el encuentro se realizará también el traspaso de la presidencia pro tempore del Mercosur de Milei a Lula, lo que implicará un giro político significativo en la conducción del bloque. Mientras el presidente argentino mostró desinterés en la región, la agenda que impulsa Lula apunta a profundizar la integración y consolidar una política común.