Denominó a los kirchneristas como “paladines de la pobreza” y les endilgó la intención de “romper la economía” porque “no les importa arruinarle la vida a los argentinos de bien”. Es más, les atribuyó las características de “tener familiares y amigos viviendo del Estado, poner empleados públicos y hacer negocios ilegítimos con el Estado y las provincias”. Todos rasgos por los cuales está acusada la administración que él preside.
Además, Milei redobló su discurso de campaña y se metió de lleno en las elecciones bonaerenses del próximo mes con una infundada e insólita denuncia: “Van a intentar todo tipo de fraude, como el voto cadena, la urna embarazada y los punteros comprando los colegios, además el fraude moral de las candidaturas testimoniales”.
Luego cerró con un pronóstico y su ya clásica metáfora del macartismo: “Estamos en una pelea pareja. Si le ganamos en septiembre, porque en octubre les vamos a ganar, le estaríamos poniendo el último clavo en el cajón del kirchnerismo”.
Además, le envió un mensaje a la población para que quede claro una vez más que deberán hacer sacrificios porque los ajustes continuarán: “A la hora de crecer primero viene el esfuerzo, el ahorro, el sacrificio y luego los resultados”.