El Gobierno del Chaco viene impulsando un modelo de desarrollo agropecuario basado en tres pilares: sostenibilidad ambiental, inclusión social y eficiencia económica. Desde una visión estratégica, se promueven prácticas agrícolas, ganaderas y forestales que combinan productividad con responsabilidad ambiental, en el marco del ordenamiento territorial, la conservación de los recursos naturales y la adaptación al cambio climático.
Entre las herramientas más relevantes se destacan el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos (OTBN), el programa de Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI), la restauración forestal, la promoción de energía sostenible a partir de biomasa, y la participación en proyectos de financiamiento climático internacional, como los Pagos por Resultados REDD+. Estas políticas permiten mejorar la rentabilidad del sector productivo y, al mismo tiempo, reducir la huella de carbono y conservar los ecosistemas.
Además, se impulsa la economía circular en predios rurales, promoviendo la reconversión de pequeños y medianos productores hacia modelos sustentables, con reutilización de insumos, reducción de residuos, reciclaje y agregado de valor en origen.
En paralelo, se desarrolla el Visor de Bosques, una herramienta tecnológica de acceso público que mejora la transparencia en la gestión de los instrumentos de la Ley de Bosques. También se trabaja en el análisis de paisajes productivos para identificar zonas de conservación, corredores ecológicos y áreas prioritarias para el monitoreo de biodiversidad.
La articulación con el sector privado resulta clave para garantizar una gestión responsable del territorio. En este contexto, el Estado cumple un rol estratégico: define reglas claras, brinda asistencia técnica, financia proyectos de reconversión productiva y facilita el acceso a programas climáticos y mercados sostenibles.
La Fundación ProYungas, aliada clave de esta estrategia, es una organización no gubernamental sin fines de lucro que trabaja desde 1999 en el subtrópico sudamericano. Promueve la planificación territorial y el desarrollo sustentable mediante el vínculo activo entre producción y conservación. Con fuerte presencia en el Norte Grande de Argentina, también articula con organismos públicos y privados en otros países de la región.
Con estas acciones, el Chaco reafirma su compromiso con un modelo de desarrollo productivo que respeta los límites ecológicos, responde al cambio climático y construye una economía rural más resiliente, inclusiva y ambientalmente responsable.