La situación es más alarmante con la llegada del receso de fin de año. Los meses de enero y febrero se caracterizan por una caída drástica en el transporte de pasajeros debido a las vacaciones escolares y del personal estatal. Esta baja de actividad se traduce en menos ingresos para las empresas, una situación que históricamente se compensaba con los aportes por el Boleto Estudiantil Gratuito (BEG).
"Terminan las clases y no hay esos aportes. Antes había una continuidad, no hay nada," lamentó el sindicalista. Esta precariedad obliga a pensar que "todo está sostenido con alfileres" y genera una preocupación que "asusta", ya que la complicación se observa "en todo el interior e incluso en el Área Metropolitana de Buenos Aires".
Abraham criticó la postura distante gubernamental: "No son capaces de convocar, de ver. La Subsecretaría de Transporte no convoca a las partes", lamentó. El líder de UTA enfatizó que esta crisis no afecta solo a los choferes, sino "también al usuario", ya que mucha gente "no podrá viajar, no tiene recursos económicos". El sindicato advirtió: "No vamos a permitir que el trabajador siempre pague las consecuencias".
Mientras se negocia la forma de pago del aguinaldo en procura de reducir el número de cuotas, choferes saben que en paralelo se avecina otro frente de conflicto como es la intención de los empresarios de suspender trabajadores para alivianar lo destinado a salarios en un contexto cada vez más endeble para el sector que atraviesa una de sus peores crisis de los últimos años.