Los industriales panaderos bonaerenses, atraviesan una profunda crisis desde la asunción de Javier Milei, con una histórica baja del consumo, constantes aumentos de materias primas y miles de cierres de panaderías. Ahora, temen que vuelvan a subir los precios, en caso que los resultados electorales sean adversos para el gobierno nacional.
Según cifras de CIPAN, en los últimos 18 meses cerraron ajaron sus persianas más de 1.700 panaderías en todo el país, lo que representa entre 10 mil y 15 mil empleos perdidos. La situación fue descripta como “casi terminal”, producto del ajuste económico y la fuerte caída del consumo. “Se venden un 85% menos. Ya ni siquiera la docena del día anterior al 50% de descuento se vende. Hoy las panaderías producen por pedido, con dos o tres productos básicos, y las heladeras están apagadas porque lo que no se vende se tira”, describió Pinto.
Según la entidad, el consumo de pan cayó 55% en los últimos dos años, mientras que el de pastelería se desplomó 80%, reflejando el impacto directo de la pérdida de poder adquisitivo en los hogares argentinos.
A la caída del consumo de este tipo de productos se le sumó la continua suba de precios de las materias primas que se utilizan para su producción, como la harina, la levadura o la grasa, que aumentaron en los últimos meses muy por sobre el índice de inflación. Este incremento afecta a todos los insumos básicos: harina, margarina, azúcar, grasa, levadura.
En el marco del Día Internacional del Pan (16 de octubre), panaderos de distintos puntos de la provincia de Buenos Aires realizaron el viernes un Panazo en Merlo. La protesta se materializó con la entrega gratuita de 4 mil kilos de pan en apenas una hora, buscando visibilizar la crisis que atraviesa el sector. La Cipan y sus centros asociados remarcaron que la medida fue un llamado de atención frente a un escenario donde la continuidad de cientos de comercios está en riesgo.